martes, 23 de agosto de 2011

Recuerdas.

Una noche con el cielo despejado, viendo como todas las estrellas te cubren con una manta de luz. Recuerdas la mirada de una persona especial, una mirada que no tenía nada que envidiar a ninguna de las estrellas presentes. Cierras los ojos y sigues recordando una sonrisa que te transmitía paz solo con recordarla, una sonrisa con la que soñabas cada noche, recuerdas cada abrazo que te elevaba al cielo, cada beso que te hacia tocar cada una de las nubes, pero entonces, como si escucharas un ruido en plena oscuridad, abres los ojos y te das cuenta de que son eso, recuerdos. Entonces piensas en que tal vez debas olvidarlos y conseguir nuevas sonrisas, nuevas miradas, nuevos besos, pero… ¿A quién quieres engañar princesa? ¿Olvidar? Te lo planteas como si de una ley se tratara, pero realmente eres pequeña princesa, rebelde, y no cumples ninguna ley por el simple hecho de llevar la contraria. Pero esta vez te lo propones a ti misma, pero princesa, pretendes mandar por encima de lo que dice el corazón, podrás pensar que con el tiempo olvidaras igual que hizo esa persona, pero piensa las cosas, olvida cuando sepas que él ha olvidado, tu sonrisa, tu mirada, … Pero princesa si aparta la mirada de tus ojos cuando habla, no creas todas aquellas palabras que salen de su boca, porque no rozan el corazón.

Princesa hazme un favor, no hagas como él, no mientas a tu corazón, ya que el corazón no entiende a razones, mentiras, ni promesas rotas.

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